La beatificación del padre jesuita Rutilio Grande, asesinado en 1977 por los escuadrones de la muerte, representa un reconocimiento a los cientos de catequistas que fueron «desaparecidos y masacrados» en el contexto de la guerra civil de El Salvador, dijo a EFE Alexander Torres, un seguidor de la labor del cura salvadoreño.
«La ceremonia de beatificación permite no solo reconocer el legado pastoral del padre Grande con los pobres, sino también de los catequistas —hombres y mujeres celebradores de la palabra— que fueron asesinados durante el conflicto armado», enfatizó Torres, residente en el municipio de El Paisnal, donde nació en 1928 Rutilio Grande.
De acuerdo con el seguidor de la labor del padre Grande, también miembros de la Fundación Rutilio Grande, entre 1977 y 1980 fueron «asesinados y desaparecidos al menos 300 personas» (catequistas) de las localidades de El Paisnal, Aguilares, Guazapa y de las comunidades que eran atendidas por el cura.
«Gentes de las comunidades de El Paisnal, de Aguilares, de Guazapa y de todo el país que acompañaron esa obra pastoral del padre Grande (y) que conocieron de cerca el sentir del pueblo fueron masacrados, perseguidos durante el conflicto armado y asesinados», subrayó.
Y agregó: «Hasta hoy las familias de las víctimas siguen pidiendo Justicia».
Al igual que el padre Grande, cientos de religiosos —entre curas, monjes y catequistas— fueron asesinados antes y durante la guerra interna salvadoreña (1980-1992), reseña EFE.
Algunos de estos asesinatos fueron perpetrados por los escuadrones de la muerte, frecuentemente operados por y a menudo por aliados a los militares y respaldados por poderosos empresarios, terratenientes y lideres políticos de la época, de acuerdo con un informe de la Comisión de la Verdad.
Dicha comisión recibió testimonios de más de 800 víctimas de los escuadrones de la muerte.
Impulsor de la alfabetización
Juan Pastor, un exguerrillero y quien era un adolescente cuando conoció al padre Grande, recuerda al religioso como un impulsor de la alfabetización en las comunidades más pobres de El Paisnal y sitios aledaños.
«Él (Rutilio) fue uno de los principales impulsores de hacer campañas de alfabetización de adultos, niños y jóvenes», dijo a EFE Pastor.
El cura salvadoreño también «sabía explicar bien el problema de la pobreza que aquí (en El Paisnal) se tenía y el problema de mucha riqueza en pocas manos», señaló.
A Rutilio Grande también se le recuerda por ser «muy cercano» a los campesinos, apuntó Torres.
Indicó que el jesuita realizó un «trabajo eclesial de bases con las comunidades directamente, con los campesinos», lo que permitió que «tuviera el contacto permanente y directo con los campesinos que estaban siendo abusados y violentados en las haciendas, principalmente donde estaban trabajando en el corte de caña de azúcar, con vidas y salarios bien miserables».
«El padre Grande nos dejó ese legado del amor por el próximo, por la persona que más lo necesite», añadió.
Dos mártires que acompañan a Rutilio
Nelson Lemus y Manuel Solórzano acompañaban al padre Grande en su martirio y serán elevados a los altares como un reconocimiento a su vida.
Nelson Martínez Lemus, de 22 años y sobrino de Nelson Lemus, rememoró, según le ha contado su familia, que su tío «era una persona que le gustaba colaborar y ayudar a las personas».
Por: Agencia