miércoles, diciembre 25

Agua en Venezuela: Escasez a pesar de la abundancia

El agua es el recurso más valioso de la tierra, el soporte de la vida en el planeta y sólo funciona como recurso renovable si está bien gestionada. Es indispensable su protección y conservación para todos los pueblos y para salvaguardar el equilibrio de los ecosistemas. El 72% de la superficie terrestre está cubierta de agua, pero solo el 2,5% es agua dulce.

A pesar de que Venezuela se encuentra categorizada en el puesto 10 en la lista de los países que cuentan con más reservas de agua dulce en el mundo, es también uno de los países que lidera la lista del peor suministro de agua potable a su población. Sus reservas se estiman en 1.325 Km3. Ahora bien, a pesar de que nuestro país se encuentra bendecido por esta gigantesca cantidad de agua dulce, los venezolanos padecemos de una muy crítica escasez de agua potable. Esta escasez se ha venido profundizando en los últimos 15 años, al extremo de que muchas ciudades altamente pobladas, solo cuentan con el suministro una vez cada 7 o 15 días y con muy mala calidad.

La mayor parte de la infraestructura de control y distribución de agua dulce fue construida entre los años 1940 a 1995. Grandes represas como “El Guri”, no solo controlan el flujo de agua, sino que también suministran la energía eléctrica a todo el país. Sin embargo, siendo que el control y distribución del agua dulce está en manos del Estado Venezolano, la desinversión y la corrupción gigantesca, en los dos últimos Gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han generado poco o ningún mantenimiento a las redes de distribución, así como tampoco se ha invertido en crear nuevos sistemas que permitan llevar el agua a los hogares.

Las tres principales fuentes de aguas superficiales renovables de Venezuela están amenazadas. Siendo estas: 1) Cuenca del Río Orinoco, 2) Cordillera de los Andes y 3) Cordillera de Perijá. En cada una de estas zonas se están desarrollando proyectos depredadores del ambiente con fines mineros y/o energéticos. La cuenca del Orinoco está doblemente amenazada por la Faja Petrolífera del Orinoco (proyecto fracasado y faraónico de ruina nacional) y al Arco Minero del Orinoco. Ambos proyectos depredan la zona boscosa de la cabecera de los afluentes del Orinoco, poniendo en riesgo la sostenibilidad de esta cuenca hidrográfica.

El cambio climático y calentamiento global está acabando con los glaciares tropicales de los andes venezolanos. Para 2050 se espera que estos hayan desaparecido por completo teniendo así una afectación importante sobre los ríos de los andes venezolanos. Finalmente, la Sierra de Perijá cuyos ríos alimentan los embalses que abastecen al estado Zulia está amenazada por la minería del Carbón y los proyectos termoeléctricos basados en Carbón que pretende desarrollar la nomenclatura del partido socialista unido de Venezuela en complicidad con intereses trasnacionales extranjeros. Es decir, las tres fuentes de agua superficial renovable más importantes de Venezuela están en peligro, gracias a las políticas depredadoras y destructivas del gobierno nacional anti naturaleza.

Propuesta

El agua es un bien público y su beneficio debe ser distribuido equitativamente entre todos los habitantes. Toda la población y los tres niveles de gobierno en el país deben trabajar juntos en sinergia para ayudar a preservar este preciado líquido. Por ello es preciso tomar medidas para cambiar esta situación.

Se debe partir de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en la cual el agua es dominio público y debe ser garantizada como derecho humano fundamental. Así como cumplir los compromisos internacionales incluidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, el Acuerdo de París y otros instrumentos internacionales que permitirían conectar integralmente los componentes económicos, sociales y ambientales del desarrollo sostenible. Estos objetivos permitirán adoptar las siguientes acciones:
• Restablecer la institucionalidad ambiental de Venezuela con la inclusión de todos los actores públicos y privados en materia de agua.

• Atender la emergencia hídrica nacional de manera de garantizar el derecho al agua.

• Recuperar la capacidad del Estado para garantizar el acceso universal y de calidad a los servicios públicos ambientales. Pero, se deberá recuperar la capacidad instalada, operativa, técnica y financiera de los organismos competentes en materia de agua.

• Diseñar e implementar políticas públicas integrales de gestión del agua. Incluye el diseño e implementación de políticas de protección y recuperación de cuencas hidrográficas (producción de agua y energía) y sus ecosistemas asociados.

• Diseñar e implementar programas de saneamiento ambiental y de gestión hídrica que garantice la calidad del agua que se suministre a la población. Esto implica construir plantas de tratamiento de agua potable y residual.

• Reforestar las áreas afectadas cercanas a las cuencas hidrográficas

• implementar medidas eficientes para el consumo y ahorro del agua: establecimiento de medidores para las viviendas, comunidades y edificios.

• Trabajar en base a los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

• Cobrar el servicio del agua. Aunque el agua es un derecho humano esto no debe confundirse con lo gratis. Estos fondos deberían ser destinados para recuperar la red de potabilización y sistemas de agua.

• Diseñar e implementar un programa educativo dirigido a todos los estudiantes de los diferentes niveles de educación. Es importante que los niños y niñas formen parte de esta iniciativa desde temprana edad escolar para crear conciencia.

“El agua se ha convertido en un recurso muy preciado. Hay lugares en los que un barril de agua cuesta más que un barril de petróleo”.

Por: Andrés Márquez / arqmarquez82@gmail.com