
El principal sindicato de los agricultores franceses, la FNSEA, convocó para el próximo 26 de septiembre una jornada nacional de protesta contra el pacto comercial UE-Mercosur, los aranceles fijados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y «las importaciones de productos que no respetan la reglamentación francesa».
Así lo anunció en una entrevista al semanario Journal de Dimanche el secretario general del sindicato, Arnaud Rousseau, quien se mostró de nuevo especialmente hostil al acuerdo por considerar que la entrada a Francia de productos latinoamericanos, más baratos y con diferentes normas de producción, podrá perjudicar a la producción nacional.
Esta anuncio sucede en pleno periodo de protestas en las calles contra la austeridad en Francia. El pasado 10 de febrero se manifestó el movimiento social ‘Bloqueemos todo’ y este 18 se prevé una importante jornada de paro convocada por los sindicatos.
Las protestas suceden además en plena inestabilidad política. Esta semana, la Asamblea Nacional tumbó a François Bayrou como primer ministro -el segundo que cae en el hemiciclo en menos de un año- y el presidente francés, Emmanuel Macron, nombró a otro jefe de Gobierno, Sébastien Lecornu.
Lecornu ha dado señales de querer suavizar el plan de austeridad de 2026 por el que las fuerzas parlamentarias habían forzado la caída de Bayrou, como la retirada de la polémica supresión de dos días festivos al año. No obstante, los movimientos de protesta, como el del 18, siguen en pie.
La convocatoria de la FNSA -un sindicato a favor de la agricultura intensiva- sucede cuando el pacto comercial entre el bloque europeo y latinoamericano (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) está en fase de ratificación en los 27 parlamentos de la UE. En el papel, casi todos los diputados franceses se oponen a este acuerdo.
Hace casi dos años, en enero de 2024, hubo un gran movimiento de protestas de los ganaderos y agricultores franceses, que, aparte de denunciar el acuerdo UE-Mercosur, protestaban ante una pérdida de competitividad por las normas medioambientales supuestamente más estrictas en Francia que en otros países y un exceso de burocracia.
Para apaciguar ese malestar, la Asamblea Nacional aprobó en verano una polémica ley, la llamada ‘Duplomb’, que llegaba a reautorizar un pesticida, pero que, en medio de una fuerte movilización ecologista contra esa medida, fue retocada por los tribunales.
Por: EFE

