María Peinado, Miss Zulia 2024, presentó su «memoria y cuenta» de su labor social y cultural en los últimos ocho meses, portando la banda de la mujer más linda del estado.
En un encuentro con los medios de comunicación social de la capital zuliana pudo expresar su satisfacción por las metas alcanzadas a nivel personal y profesional.
Peinado, digna representante de la comunidad indígena wayuu, enalteció su origen con un trabajo consecuente con su raíz familiar.
La bella representante zuliana indicó que su paso por el Miss Venezuela ha significado un avance en sus proyectos personales y profesionales, donde pudo desarrollar, en los últimos ocho meses, su trabajo social y cultural entre su gente.
Su clasificación en el Top 10 del Miss Venezuela fue un paso importante y no lo toma como una derrota en su aspiración de ver materializado el esfuerzo con una corona, sino como un avance importante en sus objetivos y metas. En su discurso recordó las palabras de otra beldad venezolana, Amanda Dudamel, quien señaló que la meta de una reina no es ser coronada sino ser exitosa.
Agradeció a su mentor Douglas Tapia por el acompañamiento durante toda la experiencia como concursante, incluso antes de ser Miss Zulia, donde ha contado siempre con su apoyo.
Sus proyectos
María Peinado se siente muy satisfecha por lo alcanzado en su trabajo social a la cabeza de Fundación Escribiendo Sonrisas.
Recordó una jornada médico – odontológico donde se atendieron más 300 personas en la Guajira con el apoyo de Colgate y la doctora Georgina Scott, primera finalista en el Miss Zulia y Miss Monagas 2024.
También ha logrado el mejoramiento de algunas escuelas en la Guajira venezolana, impactando en los escolares que ahora cuentan con áreas más confortables.
Hizo alusión al trabajo como embajadora turística de la región zuliana, una labor inherente a la banda de Miss Zulia, donde lleva el mensaje de visitar al estado no tanto entre los sitios más conocidos o icónicos sino aquellos que guardan una belleza excepcional y son poco explorados.
Por: Edgar Bolívar / Fotos: Lizaura Noriega