Tras la toma del juramento, Mons. Ravelli pronunció la famosa expresión “Extra omnes” (Todos fuera), tras la que todos los que no participan en el cónclave abandonan la Capilla Sixtina, dejando a los purpurados bajo la cúpula decorada con alegorías del juicio final realizada por Miguel Ángel Buonarroti en el siglo XVI.
A continuación, en presencia de Mons. Ravelli, los cardenales atendieron una predicación sobre “la grave tarea que les espera y la necesidad de que actúen con recta intención en la elección del Romano Pontífice, buscando hacer la voluntad de Dios y teniendo como único objetivo el bien de toda la Iglesia”, indica la nota de Vatican News.
Al concluir, tanto el predicador como el maestro de ceremonias abandonan la Capilla Sixtina, se cierran las puertas y se colocan guardias en todas las entradas.
Entonces, el Cardenal Parolin preguntó a los presentes si es posible “iniciar el proceso de la elección, o si fuera preciso aún aclarar dudas sobre las normas” contenidas en Universi Dominici Gregis.
Si no hay más objeciones, se procede como está estipulado en la Constitución Apostólica para la elección de un nuevo Pontífice. El mundo espera el resultado de la primera votación, la única de este miércoles 7 de mayo.
Por: Agencia


