Todas las expectativas, que van desde un posible oro histórico para Venezuela hasta romper el récord mundial del salto triple. Y una curva de progresión que señala que este es el momento de Yulimar Rojas.
La venezolana debutará el viernes en la fosa de saltos del Estadio Olímpico de Tokio, con la ronda eliminatoria.
No parece tener rival que le haga sombra. Verla subir a lo más alto del podio el próximo domingo es tal vez uno de los desenlaces más cantados del programa de atletismo de los Juegos.
Rojas cuenta las horas.
“Este es el año para que mi sueño se haga realidad. Mi optimismo, mi determinación y mi motivación están a mil por ciento”, dijo Rojas en una entrevista con The Associated Press. “Me encuentro muy feliz por el privilegio de estar en estos Juegos”.
“Está siendo el mejor año de mi carrera”, acotó.
No exagera en nada
Desde que quedó segunda en los Juegos de Río 2016, por detrás de la colombiana Catherine Ibargüen, el salto triple femenino tiene en Rojas a un reina imperial.
Se consagró campeona mundial al aire libre en Londres 2017 y en Doha 2019, a los que agregó otro par de títulos en mundiales bajo techo.
Tiene en la mira el récord mundial de la ucraniana Inessa Kravets, la marca de 15,50 metros que han estado vigente desde 1995.
Recién en mayo pasado, Rojas se puso a sólo siete centímetros de la plusmarca tras ganar una justa en Andújar, España, el país donde se ha radicado y milita en las filas del Barcelona.
La dirección técnica de Iván Pedroso ha marcado su ascenso como uno de las figuras más dominantes del atletismo. Y el cubano, un cuatro veces campeón mundial y oro olímpico del salto largo en Sydney 2000, no podido ser el mejor escudo para tanta ansiedad.
“Iván sabe de lo que es buscar un récord mundial y buscar una medalla de oro”, dijo Rojas. “Es el mejor psicólogo en ese sentido. y me mantiene en estado de tranquilidad”.
Rojas intentará convertirse en la primera mujer venezolana que conquista un oro olímpico, que sería el tercero en la historia del país.
El primero fue ganado por el boxeador Francisco Rodríguez en Ciudad de México 1968 y el otro por el esgrimista Rubén Limardo en Londres 2012.
Esa victoria de Limardo, así como ver a la selección masculina de vóleibol de su país en los Beijing 2008, alimentaron las ambiciones olímpicas de Rojas y su decisión de sumergirse totalmente en el atletismo.
“Es el deporte al que lo debo todo”, afirmó. “Yo sé que no es como el fútbol o el béisbol, al que se les sigue todo el año, pero me enamoré del atletismo y me emocioné que pueda brindarle una alegría a mi pueblo”.
Por Agencia