miércoles, noviembre 13

Realidad… ¡La política es realidad!

Sí para algo han servido las protestas que tienen lugar en Cuba… mismas que no están pidiendo vacunas, comida, elecciones, medicinas ni nada de eso ¡Están pidiendo libertad! porque con ella tendrán todo eso y más… es que se le vio (para quienes aún dudaban) el rostro al castrismo, no solo por las sanguinarias represiones que el mundo, gracias a la tecnología, ha podido atestiguar, sino porque el régimen isleño, a fin de apaciguar las protestas, decidió eliminar (temporalmente) las restricciones de importación de alimentos y medicinas, o sea, no ha sido el “bloqueo” el causante del hambre y la miseria, ha sido una inhumana política de Estado.

¿Por qué? Porque un pueblo hambriento, enfermo, es débil, fácil de oprimir, obligando por más de 6 décadas sea el régimen el único capaz de satisfacer las necesidades básicas de la población, así generar seres humanos sumisos, temerosos, forzados inscribirse en el partido de gobierno, votar por los candidatos impuestos, marchar, desfilar, etc. El asunto es que hoy, ciertamente al pueblo cubano le da miedo enfrentarse al castrismo, pero le da mucho más pavor seguir sobreviviendo de esa manera. Somos de los creyentes que la libertad en Cuba está predestinada, apenas comienza la verdadera e indetenible batalla… es la realidad.

En Venezuela la política se maneja virtualmente, no haciendo mención al uso de las redes sociales que ha alejado el leve contacto existente entre políticos y la población, sino porque el quehacer de estos “líderes” (de bando y bando) en nada atienden las necesidades sentidas de los venezolanos, la oposición y el chavismo solo se ocupan de sus intereses, lamentablemente es así.

La realidad venezolana es dura, no basta hacer mención a la dantesca situación económica/social, sino porque políticamente el juego está trancado. El chavismo no solo alimenta su discurso con frases como “no nos sacarán ni por las buenas ni por las malas” sino que lo han demostrado con creces. Antes, mientras se los permitió el boom petrolero, ignoraban el desiderátum electoral de los venezolanos con populismo salvaje, pero destruida Pdvsa, la estrategia es otra; la manufacturación (desde 2017) de elecciones como actos gubernamentales o del Psuv, aunado a la violencia institucionalizada. Además, los diálogos, acuerdos, negociaciones y demás herramientas democráticas solo han servido para que el régimen supere ciertas eventualidades, finalmente, termina radicalizándose mucho más.

Mientras se habla de “Acuerdo de Salvación Nacional” el chavismo reforma el poder judicial nada más y nada menos que con Diosdado Cabello a la cabeza, acompañado de la esposa de Maduro. Acentúa el Estado Comunal, apresa y persigue dirigentes opositores, solo concede dádivas que en nada amenazan su absolutismo, es decir, antes se radicalizaba al finalizar los diálogos, esta vez lo hace mientras está “sentado”. Lo que nos obliga a preguntarnos ¿Cederá el régimen a través de mecanismos democráticos? Obviamente no.

Venezuela no ha tenido la oposición requerida, ha tenido timoratos, vendidos, equivocados y la lista continúa, no ha podido contar con una conducción acertada ni con las agallas necesarias, es cierto se dice fácil y tampoco es una labor exclusiva de políticos, sino de ciudadanos y de la diplomacia internacional.

La realidad venezolana exige una oposición capaz, que, así como el régimen amalgama a sus aliados internacionales, ella también sepa hacerlo, que pase de las palabras a los hechos y que tome el control de una agenda que desde hace mucho tiempo le pertenece, pero no ha querido/podido liderar ¡Es hora!.

Por   Leandro Rodríguez Linárez