Dos semanas después de la caída del régimen de Bachar al Asad, los ciudadanos de Idlib, capital de la provincia homónima y bastión opositor durante más de una década en el norte de Siria, siguen celebrando la «liberación» y «el fin de la tiranía».
Mustafa Samara, de 36 años y trabajador humanitario, afirma a EFE que «solo la idea de la caída del régimen era un sueño de todos los sirios» y se alegra porque ahora los niños crecerán «en un país donde no habrá tiranía ni dictadura».
«Tras todo este sufrimiento, matanza y destrucción durante 14 años, el pueblo sirio merece esta alegría y las celebraciones en todas las zonas liberadas», agrega sobre el ambiente festivo que se vive en el centro de la localidad, a donde ha llevado a sus hijos «para que sepan por qué empezó la revolución y entiendan que no fue fácil derrocar a este régimen», detalla EFE.
Samara sonríe tranquilo: «Ya no habrá más bombardeos de esos que daban miedo a mis hijos», en alusión a los constantes bombardeos rusos y de la aviación del régimen que durante años azotaron la región.
Esa misma tranquilidad la comparte Alaa Mohamed, quien asegura a EFE que desde que cayó el régimen de Al Asad tiene «un sentimiento muy raro porque ya no hay bombardeos, como cuando era todo una pesadilla».
Esta joven decidió sumarse a las celebraciones junto con su familia para dejar atrás más de una década de miedo y sufrimiento y festejar la victoria de la coalición liderada por el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe) que, según comenta, les ha traído seguridad.
Ali Ebid, de 27 años, también salió a la calle para «celebrar la liberación» y «decir a todo el mundo que en Idlib empezó la revolución y acogió todos los revolucionarios de todas las provincias del país».
Todos ellos comparten el mismo deseo de una nueva Siria que supere los casi 14 años de guerra civil y permita a todos sus ciudadanos vivir en igualdad, sin persecución de ninguna de las comunidades religiosas que conviven, y con esfuerzos para superar la dura crisis económica que arrastra el país tras décadas de sanciones internacionales.
Mientras las celebraciones continúan en Idlib, la nueva administración siria continúa conformándose con el nombramiento este domingo de Maher Marwan Idlibi como gobernador de Damasco, mientras que el líder de facto del país, Ahmed al Sharaa, insiste que Siria «ha cambiado» tras la caída, hoy hace dos semanas, del régimen de Bachar al Asad.
El depuesto presidente huyó entonces a Moscú, donde se encuentra asilado, tras una ofensiva insurgente de grupos islamistas y rebeldes sirios proturcos que arrancó en Idlib y tras ocupar Alepo, Homs y Hama en tan sólo doce días llegó a Damasco provocando la huida de Al Asad.
Poco después de la caída del régimen de Al Asad, se formó el gobierno interino encabezado por el primer ministro, Mohamed al Bashir, que estará en funciones hasta marzo y que sigue inmerso en el reparto de carteras, mientras va fijando sus principales objetivos en esta nueva Siria.
Entre sus prioridades se encuentra el regreso a Siria los más de seis millones de refugiados que huyeron de la represión de Al Asad, la lucha contra el narcotráfico que apuntaló el antiguo régimen, el control de las armas, la recuperación económica y el regreso a la arena internacional.
Por: Agencias / Foto: Cortesía