El gobierno de Daniel Ortega expulsó al obispo Carlos Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), informaron este jueves opositores y medios de prensa en el exilio, cuyas versiones fueron confirmadas a la AFP por fuentes religiosas, reseña la AFP.
«Él fue expulsado a Guatemala», aseguró a la AFP desde el exilio un miembro de la Iglesia católica de Nicaragua, al ratificar información de opositores y medios nicaragüenses en Costa Rica.
Martha Molina, investigadora de asuntos religiosos, afirmó a la AFP desde Estados Unidos que Herrera fue expulsado, pero no tiene confirmación de que esté en Guatemala.
Monseñor Herrera, de la diócesis de Jinotega (norte de Nicaragua) y presidente de la CEN desde 2021, es el tercer obispo expulsado tras Rolando Álvarez, de Matagalpa (norte), e Isidoro Mora, de Siuna (noreste), que estuvieron encarcelados y fueron acogidos en Roma.
Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, acusan a la Iglesia de haber apoyado las protestas de 2018 que dejaron más de 300 muertos, según la ONU, y que ellos consideran un intento de golpe de Estado patrocinado por Washington.
Según medios de prensa que trabajan desde el exilio en Costa Rica y Estados Unidos, monseñor Herrera fue «desterrado» por criticar la bulla que se hacía en una actividad de la alcaldía de Jinotega, mientras él celebraba misa al lado en la catedral, el pasado 10 de noviembre.
El gobierno no se ha pronunciado en lo inmediato sobre esas versiones.
«Valiente obispo Carlos Enrique Herrera Gutiérrez denuncia atropellos sacrílegos el alcalde orteguista de Jinotega, Nicaragua», escribió en Facebook José Canales, obispo de la ciudad hondureña de Danlí (cerca de la frontera con Nicaragua).
Ortega, exguerrillero de 78 años que gobernó Nicaragua en la década de 1980 y está en el poder desde 2007, es señalado por Estados Unidos, la Unión Europa y países de América Latina de haber instaurado una autocracia en el país.
«Atropello a la fe»
Según un informe publicado hace dos semanas por la ONG Colectivo Nicaragua Nunca Más, desde Costa Rica, más de 50 religiosos fueron desterrados por el gobierno desde 2018. Al menos 74 estuvieron detenidos y se despojó de su nacionalidad a 35 de ellos, agregó.
«Hacemos un llamado a la comunidad internacional y a los organismos de derechos humanos a denunciar este atropello y a exigir respeto a la fe y sus representantes en el país», señaló en un comunicado la Fundación para la Libertad de Nicaragua.
En su cuenta en X, el activista opositor Lesther Alemán, exiliado en Estados Unidos, lo calificó como una «acto cobarde de la dictadura contra la Iglesia».
«El destierro de monseñor Herrera de forma arbitraria y clandestina sigue evidenciando la persecución, de la cual es víctima la Iglesia Católica por parte de la dictadura», escribió la Alianza Universitaria Nicaragüense.
Félix Maradiaga, exaspirante presidencial que estuvo preso y se exilió en Estados Unidos, aseguró que, tras la denuncia de Herrera contra la alcaldía, «las cuentas de redes sociales de la diócesis» fueron «suspendidas».
«Este es otro ataque contra la libertad religiosa y la dignidad humana en Nicaragua, y exige la atención y condena internacional», aseveró.
El gobierno ha confiscado propiedades y bienes de organizaciones religiosas, tras el endurecimiento de las leyes para controlar la actividad y origen de los fondos de las oenegés, de las cuales ha cerrado unas 5.600.
Señalados de «traición a la patria», unos 450 políticos, empresarios, periodistas, intelectuales, activistas de derechos humanos y religiosos fueron expulsados de Nicaragua y despojados de su nacionalidad desde febrero de 2023.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU presentará el viernes su informe sobre Nicaragua en Ginebra.
Expertos de la ONU acusan al gobierno de Nicaragua de «crímenes de lesa humanidad».
Por: Agencias / Foto: Cortesía