Un salto de fe. Noreida Vera amaneció sin un bolívar ni u dólar para los pasajes, pero esto no la desmotivó ni desmoralizó. Caminó 24 kilómetros junto con su hijo, de 11 años, y, luego tomó dos van para llegar al centro de votación. ¡Lo logró! Votó.
Salió de su casa a las 10.00 de la mañana con una docena de flores hechas por ella en tela y papel. Caminó unos 24 kilómetros, bajo y el sol y con 35 grados de temperatura, desde La Concepción, en el municipio Jesús Enrique Lossada, hasta el sector Cuatricentenario en Maracaibo. “Llegamos hasta ahí a ver si había algún punto o alguien nos ayudaba a llegar aquí. Caminamos mucho, dimos muchas vueltas y sudamos mucho, también. Pero yo estaba clara en lo que quería. Le dije: ‘Diosito, ayúdame a llegar’. Yo salí con la convicción de ejercer mi derecho al voto. Queremos un mejor país. Que todo lo recuperemos. Y se acomode todo”.
La costurera y ama de casa llegó a una panadería y ofreció a los presentes las flores y unos pañitos. Una muchacha y un señor le compraron y le pagaron en efectivo. Así pudo pagar los pasajes de ella y de su niño en las dos camionetas hasta llegar a la Unidad Educativa Nacional Juan Antonio Paredes.
Tras meter su papeleta en la caja y firmar el libro, salió del aula y se sentó a respirar. A recuperar el aliento.
“Ya. Gracias a Dios tuve la victoria. Porque me ayudó a conseguir los pasajes y no me quitaron mi voto. En las elecciones pasadas no pude votar por lo mismo. Pero, esta vez, lo logré”. Y, junto con su niño, esperó la van para retornar a su casa. Cansada, pero satisfecha por el deber cumplido.
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Por Ana Karolina Mendoza