viernes, noviembre 22

Un estudio de animaciones japonés recurre al talento de artistas autistas

Una empleada trabaja el 24 de enero de 2024 en el estudio de animación Shake Hands, en la ciudad japonesa de Kioto (Fotos: Cortesía AFP)

A Shoko Sakuma, a quien le diagnosticaron autismo, le costó trabajar en contabilidad, pero ahora pone en práctica su afición por el dibujo en un estudio de animación en Japón.

Una innovadora iniciativa busca brindar formación laboral y confianza a personas con autismo, a las que les puede resultar difícil desenvolverse en el entorno laboral japonés, a menudo estresante y con largas jornadas.

«Era muy mala con los números, que fue lo primero que me preocupó», dice Sakuma en Shake Hands, Kioto (oeste), donde trabaja desde el año pasado.

«Perdía cosas (…). Cosas de los clientes que eran muy importantes», explica a la AFP esta mujer de 39 años y de voz suave.

Con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y trastornos del espectro autista (TEA), Sakuma afirma que tenía problemas para concentrarse cuando trabajaba en contabilidad y que desarrolló un trastorno bipolar. A veces no lograba ni quiera salir de su casa.

Pero ahora le va muy bien trabajando en el estudio de anime Shake Hands, donde pasa sus días añadiendo efectos digitales a fotogramas de animación.

«Con mi personalidad, no puedo pasar a otra cosa si no trabajo a fondo todos los detalles», explica a la AFP.

«Aquí los instructores aceptan que sea así y me enseñan con mucha delicadeza. Me siento a gusto y me divierto», añade.

Sensibilización

En Japón, los trastornos como el autismo se consideraron durante mucho tiempo como una cuestión de personalidad, pero los estudios científicos contribuyeron a sensibilizar a la opinión pública y a cambiar las políticas públicas.

El instructor Yuki Kawai trabaja el 24 de enero de 2024 en el estudio de animación Shake Hands, en la ciudad japonesa de Kioto

El país aprobó en 2004 una ley que reconoce los trastornos como el TEA, el TDAH y las dificultades de aprendizaje, e impone a las escuelas apoyar a los niños que necesitan cuidados especiales.

También amplió las competencias de los llamados centros de «tipo B», lugares de trabajo que antes sólo se centraban en personas con enfermedades como el síndrome de Down. Actualmente se contabilizan 16 mil centros.

Lanzado el año pasado, Shake Hands se especializa en las animaciones, una industria que con el Estudio Ghibli es un gran éxito en Japón.

La instructora Yuki Kawai afirma que los obstáculos en otros campos pueden ser una ventaja en la animación.

«Una película de anime se construye sobre una hoja de tiempo, un plano que ordena cada movimiento de los personajes», explica Kawai, de 28 años.

«No hay reglas abstractas en la creación de anime (…) lo cual es fácil de entender para gente como nosotros», dice a la AFP.

Maravilloso potencial

Al propio Kawai le diagnosticaron TDAH tras graduarse en una escuela de arte y diseño. Tuvo una muy mala primera experiencia laboral en ventas.

Un boceto, fotografiado el 24 de enero de 2024 en el estudio de animación Shake Hands, en la ciudad japonesa de Kioto

«Me constaba mucho levantarme por la mañana o llegar a tiempo a la oficina», cuenta. «No podía atender las llamadas telefónicas porque muchas veces no acertaba a decir el nombre de la persona».

En el estudio Shake Hands suena música alegre de fondo para que los cerca de 10 empleados se sientan cómodos.

«En un ambiente tranquilo», comenta Momoka Tsuji, que trabaja allí. A los empleados, que cobran un salario simbólico, se les recuerda que deben tomar descansos cada hora, y la gente puede empezar y parar de trabajar cuando quiere, incluso a altas horas de la noche.

«Algunos de nuestros compañeros no se sienten cómodos manteniendo conversaciones directas, así que nos comunicamos a través de un chat», indica Tomoya Sawada, de 34 años, jefe del estudio de animación.

Shake Hands ha realizado secuencias de anime para varios filmes y consiguió recientemente un trabajo con una empresa malaya para producir una película de anime promocional.

Yuji Umenaga, profesor de la Universidad de Waseda y especialista en salud mental y dificultades de aprendizaje, espera que Shake Hands inspire otras iniciativas similares, siguiendo el camino de Exceptional Minds, un estudio de animación estadounidense que ofrece formación profesional a estudiantes autistas.

«Para que su maravilloso potencial brille, tenemos que proporcionarles el entorno adecuado, desde la educación infantil hasta la formación profesional», afirma.

Por: Agencias / Foto: Cortesía