jueves, octubre 31

Robinho vuelve a jugar fútbol en la cárcel con zapatos prestados

Lejos de la fama mundial que alguna vez tuvo como futbolista, el brasileño Robinho pasa sus primeras semanas en la cárcel N° 2 de Tremembé, a 150 kilómetros de San Pablo, para cumplir su condena de nueve años por el delito de abuso sexual que tuvo lugar en una discoteca de Milán en 2013. El jugador ingresó el 21 de marzo y estuvo diez días asilado del resto de los reclusos.

Finalizada esta etapa, se unió al resto de la población penitenciaria de “la cárcel de los famosos” y se encontró con un grupo de presos que querían sumarlo a un partido de fútbol, le preguntaron cuál era su talle de botines y le proporcionaron un par para que pudiera reencontrarse con la pelota, reseñó el Clarín.

Rápidamente lo llevaron a la cancha de tierra que posee Tremembé, donde el ex Santos demostró su habilidad con la pelota tirando caños, gambetas y bicicletas. Pero, según las crónicas de los medios brasileños, la ‘bienvenida’ no fue de la mejor manera: uno de los presos le dio una fuerte patada que levantó polvareda, pero todo terminó entre risas y hasta se animaron a decir que se trataba de un “bautismo”.

El partido no solo generó mucha expectativa de los otros reclusos, sino también del personal de seguridad que se reunieron al rededor del campo para ver a una ex estrella del fútbol mundial, ahora caída en desgracia.

Independientemente del partido, Robinho comparte celda con un interno detenido por supuesta “inducción al suicidio o practicar la autolesión”. La nueva habitación del ex jugador de la Selección de Brasil es de ocho metros cuadrados.

 

Por Agencia