viernes, noviembre 22

Archivos de Pío XII alimentan debates sobre el silencio del papa ante el Holocausto

Durante el pontificado de Pío XII, el Vaticano salvó a miles de judíos pero el papa nunca rompió su silencio ante el peor genocidio de la historia, una sombra que la Iglesia se esfuerza en esclarecer, en nombre de la «verdad», abriendo sus archivos.

Un congreso internacional sobre el pontificado de Pío XII (1939-1958) tendrá lugar del 9 al 11 de octubre en Roma, para analizar el nuevo material que el papa Francisco puso a disposición de investigadores en 2020.

Unos 16 millones de documentos inéditos se agregaron a la ya extensa colección para ser consultados por historiadores y teólogos, aunque el Vaticano había publicado en 1981 la mayor parte de los archivos de la época de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Por tanto, no se esperan grandes revelaciones sobre el papel de Pío XII ante la guerra y el exterminio de judíos por los nazis.

Las cosas no son «ni blancas ni negras«, resume Etienne Vetö, obispo auxiliar de Reims (noreste de Francia) y antiguo director del Centro Cardinal Bea, un instituto de investigación en Roma sobre las relaciones entre judíos y cristianos.

Durante décadas han existido dos versiones radicalmente opuestas sobre este papa nacido en el siglo 19, «embajador» de la Santa Sede en Prusia y luego en Alemania.

La de un pontífice recluido en su palacio que nunca denunció la persecución, deportación y exterminio de los judíos. Y la de un papa discreto cuyos sacerdotes y monjas ocultaron al menos a 4.000 judíos romanos, evitando al mismo tiempo represalias contra los católicos europeos.

Los archivos abiertos en 2020 «no cambian la línea dominante de la historiografía, que es la del silencio público. Pero exponen mejor el razonamiento que hubo detrás«, afirma Nina Valbousquet, historiadora de la Escuela Francesa de Roma.

«Imparcialidad»

Para sus defensores, Pío XII combinó la prudencia diplomática con el imperativo de neutralidad papal, teorizado y aplicado por Benedicto XV durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

«Fue una elección consciente que respondía a las exigencias del papado y de la Iglesia católica, que pueden resumirse en la política de la imparcialidad«, explica Gabriele Rigano, profesor de Historia Contemporánea.

El Vaticano también llevó a cabo acciones humanitarias y, bajo cuerda, esfuerzos de mediación hoy incomprensibles dada la «inconmensurable brecha moral» entre ambos bandos, señala.

En el Vaticano -y no sólo allí- existía además la idea de que Alemania «podría convertirse en el futuro en un bastión contra el comunismo«, señala el vaticanista Marco Politi.

Sus críticos de Pío XII le acusan en particular de no haber pronunciado nunca las palabras contra las persecuciones que se esperaban del líder de una comunidad religiosa tan poderosa.

Entre los documentos que atestiguan que el Vaticano conocía la existencia de campos de exterminio a finales de 1942 se encuentra una carta del 14 de diciembre en la que un jesuita alemán antinazi, Lothar König, menciona «el crematorio» del campo de Belzec, en Polonia, al secretario privado del papa, el alemán Robert Leiber.

Largo camino

La principal aportación de los últimos archivos publicados concierne la reforma de la Iglesia en relación con los judíos tras el Holocausto.

«La curia [el «gobierno» de la Santa Sede] estaba marcada por un fuerte antijudaísmo, rozando el antisemitismo«, recuerda Gabriele Rigano.

El silencio de Pío XII contrastaba con el grito de su predecesor, Pío XI, tras la promulgación de las leyes raciales fascistas en Italia: «Los cristianos somos espiritualmente semitas«, afirmó.

Para Vetö, el Holocausto fue una «llamada de atención» para la Iglesia, que se dio cuenta de que «su enseñanza» había sido «un caldo de cultivo para la planta venenosa del antisemitismo«.

A través de la figura de Pío XII, «Occidente se miró en un espejo e, inconscientemente, contempló su propio derrumbe«, considera Gabriele Rigano.

El camino de la redención de la Iglesia será largo, matiza Nina Valbousquet, con «la persistencia de los prejuicios antijudíos en la inmediata posguerra y la falta de conciencia de lo que fue el Holocausto» hasta el juicio y ahorcamiento del ex teniente coronel de las SS Eichmann en 1962, que contribuyó al proceso.

Pero solamente en 1965, con el impulso del Concilio Vaticano II, la Iglesia condenó formalmente el antisemitismo.

En cuanto a Pío XII, en 1967 se inició un proceso para su beatificación, pero se estancó desde que Benedicto XVI lo proclamó en 2009 «venerable».

Por: Agencia