El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, alertó hoy a las Naciones Unidas de los «aventureros de la ultraderecha», que promueven el racismo y el odio en un mundo con cada vez más desigualdades.
Afirmó que la xenofobia, el racismo y el odio se expanden a través de las nuevas tecnologías y son una nueva amenaza que deben ser enfrentadas por los demócratas del mundo.
Según Lula, «la desigualdad está en la raíz de estos fenómenos» y sirve de caldo de cultivo para los extremismos, que además cuentan con «una parálisis» de la comunidad internacional y de la propia ONU, cuya agenda de desarrollo para 2030 está «muy lejos» de esos objetivos, detalla EFE.
«Repudiamos una agenda que usa a los inmigrantes como chivos expiatorios» y que «corroe los Estados y los derechos de los trabajadores», declaró el mandatario brasileño, que en enero pasado fue víctima de un intento golpista por parte de violentos radicales seguidores de su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Según el mandatario brasileño, la propia ONU debe recuperar sus orígenes y plantarse en forma global en defensa de principios como la libertad de prensa.
Los países ricos tienen una deuda con el medioambiente
El presidente brasileño, afirmó martes que el combate al cambio climático exige una actuación más firme de los países ricos, que «son los más que contaminan» y los que «no cumplen» sus compromisos.
«Actuar contra el cambio climático también implica ayudar a los más pobres», sostuvo Lula, quien urgió a la ONU a asumir que los países más desarrollados y los más pobres «tienen responsabilidades comunes, pero diferenciadas», frente la crisis climática.
Aseguró que «el Sur global el más afectado» por ese fenómeno y, apoyado en datos de las propias Naciones Unidas, declaró que «el 10 por ciento más rico del planeta» es responsable por más de la mitad de las emisiones contaminantes globales.
También en alusión a compromisos adoptados hace años por los países más desarrollados en el marco de las Naciones Unidas, afirmó que «la promesa de 100 mil millones de dólares» en ayudas a países más pobres para mitigar la crisis climática, «sigue siendo solo una promesa».
En el caso de Brasil, subrayó que, desde que asumió el poder el pasado 1 de enero, la deforestación en la Amazonía ha caído en forma drástica y que se han recuperado los sistemas de fiscalización y vigilancia de ese bioma, virtualmente abandonados durante la gestión de su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Del mismo modo, denunció que, frente a esa creciente amenazas, las «bases de una nueva gobernanza económica y ambiental aún no fueron lanzadas», y que, por el contrario, «el proteccionismo ha ganado fuerza» en los países más desarrollados, lo cual también juega en contra de las naciones más pobres.
Por: Agencias / Foto: Cortesía