En Maracaibo no entienden, comprenden o terminan por hacerse los desentendidos muchos funcionarios, gerentes o dirigentes sociales, públicos y privados, que no superan la manía de destruir, desaparecer y talar la escasa vegetación que existe en la ciudad. Esta vez el crimen ecológico fue consumado en la sede de Fetrazulia, ubicada en el sector Santa María de la parroquia Chiquinquirá.
En ese espacio donde funciona la sede oficial de la Federación de Trabajadores del Zulia, Fetrazulia, el ruido de las motosierras, machetes y el movimiento de las cuadrillas de la Alcaldía de Maracaibo, talaron desde el tronco varias especies de Nin que permitían sombra, oxígeno y purificación ambiental de eliminación de contaminantes, cuando a través de un proceso de sus «hojas y corteza los árboles atrapan las partículas diminutas –extremadamente peligrosas- generadas por la combustión de los carros. También absorben gases contaminantes como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, de azufre, de nitrógeno y partículas como el cadmio, el níquel y el plomo», manifestó José Aranguibel.
La misión de los árboles que allí existieron por años quedó reducida a nada. Uno infiere que la orden impartida por «alguien» seguramente no será justificada como delito ambiental por el levantamiento que en la acera, frente a Fetrazulia, la fuerza de las raíces terminó por levantarla, dificultando el paso de quienes entran o salen de la sede sindical de los trabajadores. En pocas palabras, la conclusión rondaría en una cuestión de estética, pero considerando una solución menos letal habría sido mejor extraer, sacar o desalojar la acera destruida y construir otra nueva. La ganancia habría sido para el ambiente, transeúntes, vecinos y para la fauna de esa zona residencial, pero pudo más la barbarie y mentalidad destructora de «alguien» que el protejer y cuidar los escasos árboles que cada día se reducen más en Maracaibo.
En ese mismo sector, donde está el llenadero de agua de Santa María, meses atrás en la entrada de esta dependencia adscrita a Hidrolago, otro enemigo de la naturaleza tuvo la inteligente idea de ordenar una poda severa, llamada así por los jardineros, pero en honor a la verdad exageraron esa acción, cuando más bien organismos del Estado deben protejer y motivar la siembra de árboles en nuestra ciudad. Según expertos ambientales, Maracaibo necesita un mínimo de cinco millones de árboles que mitiguen las altas temperaturas que afectan a la capital del estado Zulia.
Aranguibel manifestó esperar que la Alcaldía de Maracaibo promueva campañas de arborización sin descanso y no nos sorprendan noticias de este tipo. Sus cuadrillas ambientales deben estar para preservar, cuidar y mantener los espacios de sombra y oxígeno. Nunca su actuación debe ser contraria al interés de la ciudadanía en momentos que el tema del cambio climático no es cuento, broma o chiste.
Por: Nota de Prensa/ José Aranguibel