El gobierno estadounidense enviará 1.500 soldados a la frontera con México en medio de un previsto aumento de las llegadas de migrantes cuando se levanten las restricciones vigentes durante la pandemia.
El personal militar tomará datos, apoyará almacenes y efectuará otras tareas administrativas para que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza pueda enfocarse en el trabajo de campo, declaró la vocera de la Casa Blanca Karine Jean-Pierre.
Los soldados “no ejercerán funciones policiales ni interactuarán con migrantes ni inmigrantes”, afirmó Jean-Pierre. “Ello dejará libre a los agentes de la Patrulla Fronteriza para que puedan cumplir con sus importantes labores policiales”.
Los militares cumplirán esta misión por 90 días, informó el portavoz del Pentágono brigadier general de la Fuerza Aérea Pat Ryder, “hasta que la Patrulla Fronteriza pueda encarar estas necesidades con apoyo contratado”.
Se desconocía de momento la fecha del despliegue.
Las restricciones por el COVID-19 permiten a las autoridades rechazar a miles de migrantes que crucen la frontera, pero podrían ser levantadas el 11 de mayo y las autoridades fronterizas se preparan para un previsto incremento en el número de llegadas.
Incluso en medio de las restricciones, el gobierno ha registrado cifras sin precedentes de personas que cruzan la frontera desde México y el presidente Joe Biden ha respondido con medidas contra quienes ingresen de manera ilegal, y con la creación de nuevas rutas tendentes a ofrecer alternativas frente a una travesía peligrosa y a menudo mortal.
Las medidas de Biden siguen a acciones similares del expresidente Donald Trump que desplegó soldados en activo en la frontera para que ayuden a personal de la patrulla fronteriza en el procesamiento de grandes caravanas de migrantes, además de las fuerzas de la Guardia Nacional que ya trabajaban en esa capacidad.
En este momento se encuentran unos 2.700 elementos de la Guardia Nacional en la frontera.
La decisión es otra línea de defensa en un intento para controlar las aglomeraciones y otros posibles problemas que pudieran presentarse a medida que las autoridades de la patrulla fronteriza se distancian de las restricciones por el COVID-19.
La semana pasada, funcionarios anunciaron que procurarían agilizar el examen de los migrantes que busquen asilo en la frontera, deportarán rápidamente a quienes consideren que no reúnen los requisitos y sancionarán a quienes crucen de manera ilegal hacia Estados Unidos o vengan desde otro país en su tránsito hacia la frontera estadounidense.
También abrirán centros afuera de Estados Unidos para las personas que huyan de la violencia y la pobreza, para que soliciten viajar por aire legalmente y se establezcan en Estados Unidos, España o Canadá. Los primeros centros de procesamiento serán abiertos en Guatemala y Colombia, y después habrá otros.
El Departamento de Seguridad Nacional indicó que el pedido de enviar tropas a la frontera es parte de su esfuerzo por prepararse para asumir cabalmente la misión fronteriza, incluyendo gestiones para reducir la migración, mejorar los procesamientos y agilizar las deportaciones de migrantes.
“El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza está invirtiendo en tecnologías y personal para reducir su necesidad de apoyo del Departamento de Defensa en los próximos años, y seguimos pidiendo al Congreso que nos apoye en esta tarea”, dijo la agencia en una declaración.
Por: Agencia