Para una empresa de gran tamaño como Airbus es difícil actuar con agilidad. Incluso si, como es el caso, se trata de una compañía a la vanguardia. Sin embargo, muchos de los retos a los que se enfrenta la industria de la aviación –y, en cierto modo, la sociedad– sí exigen operar con esa velocidad. El medio ambiente no puede esperar. Las operaciones autónomas van a ser claves para tener éxito en los próximos años. Y la lista continúa según Visita de Hipertextual.
Para Airbus, la solución a este problema ha sido crear una especie de startup dentro de la propia compañía. Un laboratorio en el que poder experimentar de una forma ágil y con el dinamismo esperado de una empresa de dicha índole para, posteriormente, nutrir al resto del grupo. ¿Su nombre? Upnext.
¿Qué es Airbus Upnext?
La división Upnext comenzó en 2017. Sus dos primeras sedes se situaron en Francia y Alemania. Y, en enero de 2022, la compañía decidió abrir una tercera en España, expandiendo así su huella en el país.
Concretamente, sus oficinas se encuentran en Getafe (Madrid), donde también están otras instalaciones de Airbus. Eso sí: las de Upnext se encuentran en un edificio diferente e independiente. Una muestra sencilla pero efectiva de que esta área, pese a pertenecer a Airbus, tiene una cultura y dinámica diferente al resto del grupo.
Se podría decir que Upnext es una lancha rápida y Airbus, en cambio, es un gran barco. El objetivo de esa lancha rápida es explorar nuevos caminos de una forma ágil, analizar los posibles beneficios –e incluso aprender de los errores, en muchos casos– y, posteriormente, trasladar todo ese aprendizaje al buque principal (Airbus), quien se encargaría de llevar ese conocimiento a productos finales.
Pero el propósito de Upnext no solo reside en desarrollar tecnologías o nuevas ideas. Un objetivo clave, como explican sus responsables en España a Hipertextual, es la atracción de talento, el desarrollo de nuevas competencias y la creación de equipos con aptitudes diferentes a lo que habitualmente se encuentra en Airbus.
La razón es sencilla. La aviación, al igual que muchas otras industrias, se aproxima a un proceso de transformación mayúsculo: nuevas fuentes de energía, inteligencia artificial… Todas ellas son tendencias que van a transformar todo el tejido industrial en los próximos años. Y, para adaptarse a esa nueva era, es fundamental atraer un talento diferente al que durante décadas llegaba a esta compañía.
En otras palabras: si el futuro de la aviación pasa por la inteligencia artificial, para Airbus es clave atraer a ingenieros con conocimientos en esa área. Profesionales que durante los últimos años dirigían sus miradas a gigantes de software como Google o Microsoft pero que, ahora que la IA empieza a permear hacia muchos sectores, son demandados en empresas industriales como Airbus. Y lo mismo se puede aplicar a otras tecnologías emergentes como el hidrógeno, que podría llegar a ser el combustible de los aviones del futuro.
Prueba de este enfoque es que el 50% de las personas que suelen formar los equipos de Upnext no vienen de Airbus. Y esa diversidad no solo es fundamental para trabajar en los proyectos que se espera que nazcan en este laboratorio de ideas, sino también para inspirar la transformación a nivel humano que Airbus deberá afrontar para seguir a la vanguardia en las próximas décadas.
Esos cambios a nivel humano también implican el desarrollo e implementación de nuevas dinámicas de trabajo. Por diversas razones:
Las tareas que se llevan a cabo son diferentes a las que habitualmente se realizan en Airbus –no es lo mismo trabajar en el ala de un avión que tomar decisiones filosóficas sobre el comportamiento de una IA–.
Las personas externas que se suman al equipo y proceden de otros sectores traen bajo el brazo formas de trabajar diferentes.
Y, quizá lo más importante: al ser un laboratorio de ideas, es fundamental fomentar la creatividad, la colaboración y el pensamiento “outside the box”, como dicen los anglosajones –refiriéndose a esas ideas que rompen los moldes preestablecidos–.
Recopilar todo ese aprendizaje, más relacionado con los recursos humanos, la gestión de equipos y el ambiente laboral, también es uno de los objetivos de Upnext. Y, en realidad, es inteligente que una empresa como Airbus, en lugar de mantenerse en una zona de confort, esté dispuesta a, poco a poco, experimentar y, eventualmente, modernizar la compañía también por dentro.
¿Qué ha hecho Airbus Upnext?
Airbus Upnext, a nivel internacional, ha completado o dado a conocer varios proyectos que pueden resultar particularmente relevantes en el futuro de la aviación. Uno de ellos es Fello’Fly, cuyo propósito es muy simple: que los aviones vuelen de la misma forma que las aves.
Fello’Fly, en concreto, propone que las aeronaves aprovechen los vórtices generados por otros aviones para incrementar su sustentación, lo que permite reducir la potencia de sus motores, ahorrar un 5-10% de combustible y, por consiguiente, rebajar las emisiones.
Para lograrlo es necesario encajar varias piezas:
Primero, es fundamental establecer un sistema de coordinación completo para que las parejas de aviones puedan acordar encuentros en puntos comunes de sus rutas antes de realizar trayectos de larga distancia –como cruzar el Atlántico–.
Una vez llegados a ese punto, la aeronave situada por detrás debe contar con las tecnologías necesarias para colocarse de forma autónoma en la posición ideal –en la que se aprovechan los vórtices del avión que le precede– y, además, ha de ser capaz, en tiempo real, de analizar y adaptar su comportamiento para preservar la seguridad y el confort del vuelo en todo momento.
Y esta propuesta tecnológica, cómo no, se ha de casar con la regulación actual, bien sea haciéndola funcionar dentro del marco actual o haciendo cambios en ella.
Para demostrar la teoría, Airbus Upnext llevó a cabo un vuelo de prueba entre Francia y Canadá. Y, efectivamente, el resultado fue satisfactorio. Ahora es el turno de que el grupo Airbus impulse esta iniciativa en sus aviones, con sus partners y entre los reguladores.
Otro proyecto procedente de Upnext y también enfocado en la optimización como vía para reducir las emisiones contaminantes es el ala de alto rendimiento –extra high performance wing la llaman en inglés–.
En esencia: se trata de un tipo de ala capaz de adaptar su forma con aún más flexibilidad que las actuales y así encarar de forma óptima cada fase del vuelo. Para ello, además de los sistemas mecánicos, es fundamental desarrollar una serie de tecnologías capaces de captar, analizar y tomar decisiones autónomamente sobre cada uno de los parámetros en función de las circunstancias.
Este se encuentra aún en fase de desarrollo –el avión prototipo está áun en fabricación–, pero próximamente arrancarán los vuelos de prueba para validar todo el trabajo realizado durante los últimos años. De ser satisfactorio el resultado, es posible que los futuros aviones de Airbus implementen alas con todas o algunas de estas tecnologías.
Otro de los focos de Upnext es el desarrollo de tecnologías que permitan usar fuentes de energía sostenibles y no contaminantes. En años anteriores, se ha trabajado en proyectos como E-Fan y E-Fan X en los que se ha recopilado un valioso conocimiento sobre cómo se debería hacer un avión impulsado por energías sostenibles.
La división también investiga sobre las aplicaciones de la superconductividad y criogenia en el mundo de la aviación con el objetivo de optimizar los sistemas eléctricos del avión (equipos más compactos, menos energía disipada en el proceso, etc.).
Otra muestra de la labor de Upnext –que implica, además, aptitudes y conocimientos diferentes a lo habitual en la compañía– es el sistema de computer vision e inteligencia artificial que han desarrollado y permite hacer el proceso de despegue, aterrizaje y taxi de manera autónoma. Su nombre es ATTOL (Autonomous Taxi, Take-Off and Landing, en inglés). Y, utilizando solo cámaras e IA –nada de LiDAR–, es capaz de ver el entorno, analizarlo y operar de forma autónoma durante las maniobras en pista y, además, también en las dos fases más críticas del vuelo: el despegue y el aterrizaje.
En esa misma línea se está desarrollando el sistema DragonFly, que promete un aterrizaje autónomo de la aeronave en caso de que el piloto sea incapaz de hacerlo por diversos motivos. Y lo más interesante de todo es que podría funcionar en cualquier aeropuerto, incluso en los menos vanguardistas. El avión, además, incluye en su análisis parámetros como el tiempo, las condiciones meteorológicas, los aeropuertos más cercanos, etc. Para ello se apoya en múltiples sensores y, cómo no, en visión computacional para poder entender el entorno que le rodea tanto en el aterrizaje como en la fase de taxi.
¿Qué se está haciendo desde Upnext España?
Todo lo señalado hasta ahora son muestras de lo que la división Upnext aporta no solo a Airbus como compañía, sino a toda la industria de la aviación. Pero, ¿qué se está haciendo en concreto desde España?
El proyecto insignia es en estos momentos Auto’Mate. Este no solo se está desarrollando en España –también colaboran personas de otros países–, pero tanto la dirección como el grueso del equipo sí se encuentra en las oficinas de Getafe.
Sobre esa base, la labor de los ingenieros detrás de Auto’Mate es hacer que todo el proceso sea automático de principio a fin. No solo la parte final en la que se conecta la pértiga. La aproximación, conexión, separación y coordinación entre las dos aeronaves ha de completarse sin la intervención de un ser humano.
Para llevar a cabo la tarea, utilizan diferentes tecnologías: un GPS de alta precisión, un LiDAR, cámaras dedicadas a la visión computacional y a interpretar el entorno, un sistema de comunicación inalámbrica para que ambas aeronaves hablen entre sí e intercambien información relevante para la operación y, cómo no, un software encargado de tomar decisiones, analizar los datos en tiempo real y completar el proceso de forma segura.
Dicho software no solo ha de aproximar las aeronaves basándose en sus coordenadas o en las lecturas del sensor LiDAR. También debe tener en cuenta múltiples factores externos: turbulencias, interrupciones en las comunicaciones, etc. Todo eso eleva la complejidad del sistema, el cual ha de estar preparado para afrontar dichas situaciones, ya sea maniobrando o, simplemente, abortando la operación a tiempo.
El grueso de la labor la realiza el tanquero –la aeronave que suministra combustible–. Es decir: los algoritmos y la mayoría de sistemas de análisis residen en dicho avión, no en los que son recargados. La razón es sencilla: simplifica la implementación y reduce los costes, pues solo es necesario incorporar los sistemas en un avión. Los receptores únicamente tendrían que contar con el módulo de comunicaciones para intercambiar información con el avión principal (tanquero).
Lograr que un proyecto así sea comercialmente viable no solo simplificaría el proceso de repostaje con aviones tripulados. También abre la puerta a una operativa más versátil de, por ejemplo, drones –los cuales cada vez tienen más peso en el ámbito militar, operan de forma autónoma en muchas ocasiones y, eventualmente, también pueden necesitar un repostaje en el aire–.
El equipo destinado a Auto’Mate en Upnext España está compuesto por 11 personas. Y, como prueba de esa diversidad y nuevas aptitudes que persigue esta división, solo 4 proceden de Airbus. El resto de profesionales vienen de otras empresas o sectores.
Dicho equipo se apoya en profesionales de otros países y, también, en el área de defensa del grupo, que se encarga, sobre todo, de la parte industrial (modificar el avión, por ejemplo). En total, unas 40-50 personas están involucradas en Auto’Mate. Y el objetivo es que los primeros vuelos se realicen durante esta primera mitad de 2023, por lo que el grueso del desarrollo se ha hecho en poco más de un año.
Auto’Mate, en principio, es solo el primero de muchos proyectos que se desarrollarán en UpNext España, una laboratorio de ideas que tiene en el horizonte crecer en número de empleados y seguir suministrando, desde Getafe, innovaciones a una de las empresas de aviación más vanguardistas del mundo.
Por:Agencia