Najla Uchi espera con particular entusiasmo la primera visita del papa Francisco en Baréin, ya que el pontífice tiene previsto visitar la iglesia del Sagrado Corazón, que su padre ayudó a construir, la más antigua de este pequeño reino del golfo Pérsico.
«Estoy rebosante de alegría por conocerlo en Baréin», expresa feliz esta septuagenaria de origen iraquí, que afirma haber estado presente durante la primera visita del papa en la región, en Emiratos Árabes Unidos en 2019.
En Manama, capital de Baréin, Najla Uchi enciende unas velas en un rincón de su salón dedicado a la oración, antes de sacar viejos álbumes de fotos llenos de recuerdos familiares.
«Mi padre dejó Bagdad, su ciudad natal, hace tiempo para instalarse en Baréin», cuenta a la AFP. La familia recibió la nacionalidad bareiní, un hecho inusual hoy en día en los países del Golfo.
Como sus vecinos de esta región tan rica en hidrocarburos y de mayoría musulmana, Baréin acoge una importante comunidad de expatriados, entre ellos miles de católicos, venidos del sureste asiático, de África, de Oriente Medio y de países occidentales.
El papa Francisco es el primer pontífice en visitar Baréin. Este viaje apostólico, del 3 al 6 de noviembre, se organizó con motivo del Foro para el diálogo: Oriente y Occidente para la Convivencia Humana, una conferencia interreligiosa que sigue la línea de la que fue organizada en Emiratos en 2019.
Diplomacia religiosa
Como los Emiratos, Baréin juega al máximo la baza de la tolerancia religiosa para suavizar su imagen internacional, mientras las ONG lo acusan regularmente de represión política y violaciones de derechos humanos.
En el marco de su desplazamiento oficial, el pontífice irá a Manama pero también a Awali, donde se encuentra la iglesia del Sagrado Corazón, construida en 1939, cuando el poder concedió por primera vez un terreno para acoger un lugar de culto católico.
Fue entonces cuando le encargaron el proyecto al padre de Najla Uchi, que era empresario. Décadas después, su hija abre con orgullo una caja que contiene una medalla: una recompensa de la iglesia a su padre.
Antes de la construcción de la iglesia, los curas «venían de Irak una vez al mes para realizar distintas ceremonias para los cristianos de Baréin, que eran pocos en aquella época», explica Najla Uchi.
Según ella, «la vida en Baréin era sencilla», y los niños de distintas comunidades crecían juntos en Manama. «Las diferencias religiosas, étnicas y lingüísticas no eran una barrera entre nosotros», recuerda.
Desde entonces, el culto cristiano, que antes era marginal, se extendió en el país. «Hoy somos miles los que asistimos a la misa dominical en la iglesia», revela.
El Vaticano calcula que hay 80 mil católicos en Baréin, principalmente trabajadores asiáticos venidos de India y de Filipinas.
«Afortunados»
En total hay más de 3,5 millones de cristianos en la región del Golfo, 75 por ciento católicos, casi todos trabajadores extranjeros. Se les permite practicar su culto en las pocas iglesias que hay, salvo en Arabia Saudita, que prohíbe la práctica de cualquier religión que no sea el islam.
La visita del papa Francisco a los Emiratos en 2019 fue la primera de un pontífice en la península arábiga, cuna de la religión musulmana.
En Baréin, los preparativos prosiguen para recibir al papa, que celebrará el sábado una misa en el estadio de Manama.
El padre Charbel Fayad, cura de la comunidad católica árabe en el país, prevé que asistirán unas 28 mil personas, 20 mil de ellas residentes de Baréin.
Según él, «la visita tiene una gran dimensión estratégica» ya que refuerza el papel de Baréin en su afán por ser el interlocutor del diálogo religioso, «construyendo puentes entre Oriente y Occidente».
Un coro de 100 personas de distintas nacionalidades cantará ante el papa en varios idiomas, como el árabe, el inglés o el hindi.
Mona Koro, residente en Baréin, también espera impaciente la visita. Para esta expatriada jordana, es una «ocasión como cristianos de Baréin para rezar». «Nos sentimos afortunados».
Por: Agencias / Foto: Cortesía