Este sábado 29 de octubre la plazoleta de Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chinquinquirá albergó a una feligresía desbordada para recibir con los brazos abiertos a la Virgen Morena, que bajó para que la hermandad en Cristo-Jesús sea ratificada, y para celebrar los 313 años del milagro de la renovación Mariana en la región.
Los feligreses llenaron cada espacio de la Calle Derecha para recibir a su Santa Patrona. Entre llantos y oraciones agradecieron la nueva oportunidad de estar cerca de la madre de Dios, luego de dos años con restricciones por la pandemia del COVID-19. Se calcula que al menos unas 10 mil personas se congregaron hoy para demostrar la fe inmensa por la Virgen de Chiquinquirá.
Para las hermanas María Patricia Finol y María Teresa Carmona este reencuentro fue «especial», pues más allá del asunto de la pandemia que limitó las celebraciones durante dos años, ellas estuvieron ese mismo tiempo en Texas, EEUU, pero ya regresaron para encontrarse con su fe y su cultura.
«De verdad para nosostros los zulianos y para mí es un gozo estar aquí en la plazoleta para donde nos congregamos para venerar a nuestra Virgen después de dos años», indicó Finol que presentó a Foco Informativo a María Teresa, quien afirmó aseguró sentir «una alegría inmensa por reencontranos con La Chinita».
Para ambas regresar a Maracaibo, sentir nuevamente el Sol Amado , las costumbres, las empanadas, las conversaciones en los enlozados, cantar, tomar café con el vecino y la Paseo del Lago.
«La hermandad, la cotidianidad, la empatía, esas cosas tu no las ves en ningún lado. Este momento es muy especial» comento Finol, mientras que Carmona destacó que la bajada y las festividades de la Virgen son el momento para «reflejar todo los bueno que nosotros somos».
Las hermanas señalaron que siempre oraron la la Patrona del Zulia para regresar y para todo porque sin importar dónde estén «la Virgen es como el alma, parte de nuestro ser, a dónde estemos ella está».
María, la madre que guía a Zulia hacia si reconstrucción
La eucaristías estuvo a cargo de monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo, quién recordó que María fue bendita entre todas las mujeres porque dió al mundo a Jesús, el salvador, porque es la creyente de la palabra del padre y se entregó a la obra de la redención llevada a cabo por su hijo.
«Que hermosa la madre que baja a nosotros con este simbolismo que llega a nuestros corazones, a nuestras familias, nuestras instituciones, nuestros barrios e instituciones. Ella debe tocarnos sensiblemente en cada experiencia de vida que se haga presente en toda nuestra región zuliana», subrayó el alto clérigo.
Azuaje destacó que hoy María vela por los más necesitados, los más pobres, los damnificados por el cambio climático en Zulia y Venezuela, además de los migrantes, los desempleados, niñas y niños explotados.
«También por todos aquellos que hacen el bien que sirven con amor, ya sea de forma personal o institucional, ante las necesidades de este pueblo», destacó el arzobispo que añadió que «María ha sido la mujer y la madre paciente que nunca perdió la esperanza, nosotros, sus devoto, hijos e hijas jamás perdamos las esperanzas de reconstruir nuestro Zulia desde el amor que se hace caridad y el encuentro que hace fraternidad».
Por: José Manuel Sánchez / Fotos: Lizaura Noriega