Dentro de esa espantosa costumbre de rebautizar nuestras efemérides nacionales que tiene la jerarquía, de algo que todavía, después de veinticinco años me cuesta denominar y clasificar. No se salvan cerros, avenidas, autopistas, escuelas, hospitales, la adaptación libre de la historia patria y los días festivos, donde no se salvó ni el 12 de octubre. Día de la raza, ahora mejor conocido como el Día de la Resistencia Indígena.
Cómo el cine se parece a nuestras vidas o nuestras vidas se parecen al cine, que no es lo mismo, pero es igual, en La misión (1986) de Roland Joffé, director también de otra película cuyo título también se nos parece. Los gritos del silencio. En La misión ambientada en un territorio que hoy es Paraguay, las misiones Jesuitas intentan evangelizar a los indios Guaraníes que viven en la cima de las cataratas del Iguazú. Un padre jesuita, Gabriel, personificado por Jeremy Irons, sube con su biblia y un oboe. El poder de la música con el sonido más celestial que he escuchado en mi vida, autoría de ese genio llamado Ennio Morricone, seduce a los indígenas y permite a los jesuitas recrear un paraíso terrenal en medio de la selva, demostrando que los indígenas podían ser apartados de sus temores y ser instruidos en las destrezas técnicas y culturales europeas.
Además el padre Gabriel suma a la causa a un cazador de indios para venderlos como esclavo, el capitán Rodrigo Mendoza, caracterizado por Robert De Niro, quien es perdonado y aceptado por los guaraníes. Un cardenal es enviado a eliminar estos asentamientos indígenas con los jesuitas para soliviantar asuntos de Estado entre España y Portugal. Los misioneros le muestran la obra en la comunidad que llega al éxtasis con la presentación de una coral indígena. Abrumado el representante de El Vaticano duda, pero termina cediendo a las presiones y ordena la eliminación de los asentamientos.
Así quedan dos resistencias para enfrentar la destrucción un mundo ideal. La pacifista y espiritual del padre Gabriel y la violenta del hermano Mendoza. Lo triste de este spoiler es decirles que ambos pierden.
En estos casi cinco lustros, en nombre de la dignidad de los pueblos indígenas estos siguen sufriendo de sequías e inundaciones, de los mayores índices de mortalidad infantil, la pérdida de poder en sus decisiones, en el desplazamiento de sus territorios originarios para la indiscriminada explotación minera. Todavía recuerdo como el rimbonbante anuncio del exterminio de la sed en la Guajira terminó con unos tubos de plástico flotando en la Laguna de Sinamaica.
Así que en mi humilde opinión la resistencia Indígena es demagogia, populismo y un excelso anacronismo para incentivar el resentimiento social, para justificar una épica de papelillos y disimular la exclusión.
Así que quede claro con quiénes es aquello de la resistencia de nuestros nobles y muy pacientes pueblos indígenas.
Y claro que es endógena porque les sale del.