viernes, noviembre 1

Letizia Ortiz, la periodista que pasó de narrar noticia a protagonizarla cumple 50 años

Letizia Ortiz Rocasolano presentó su último Telediario el 31 de octubre de 2003. Una fecha importantísima en su vida, ya que el mismo día del mismo mes, solo dos años después, nacería su hija mayor, la infanta Leonor, hoy princesa y primera en la línea de sucesión al trono.

Hace ahora casi 19 años, la periodista se despidió del público de la segunda edición de las noticias de la cadena pública, cogió el coche y se marchó de Torrespaña para emprender una nueva vida. Una en la que iban a cambiar muchas cosas, aunque si algo ha permanecido inmutable en la vida de la reina han sido los focos, que le acompañaron en su etapa como cronista de la actualidad y que iluminan hoy cada una de sus intervenciones y apariciones públicas, reseñó 20 Minutos.

De los 50 años que hoy celebra, treinta los pasó de una manera u otra delante de las cámaras. En su juventud lo hizo como presentadora y reportera. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, doña Letizia mostró sus dotes para la profesión, que compartía con su padre y con su abuela Menchu, locutora de radio, y de la que la reina recuerda escuchar sus programas mientras hacía los deberes en su Oviedo natal, donde vivió hasta los 15 años antes de trasladarse junto a su familia a Madrid.

Tras completar un máster en Comunicación Audiovisual y un periodo en México, donde comenzó sus estudios de posgrado, pasó por diversos medios, como La Nueva España, ABC o Bloomberg TV.

Pero sería en su etapa en CNN+ cuando doña Letizia comenzó a despuntar, una oportunidad laboral desde la que daría el salto a Televisión Española. Allí, la joven periodista dejaría su impronta informando de hechos trascendentales y que marcaron a la sociedad, como el hundimiento del petrolero Prestige frente a las costas gallegas, la invasión de Iraq, el 11-S en Nueva York o la llegada del euro, una moneda que, según contaba entonces, no supondría una subida de precios… sino solo un cambio de divisa.

En el 2000, el mismo año de su incorporación al ente público, la monarca recibió el Premio Mariano José de Larra, concedido por la Asociación de la Prensa de Madrid por su labor como Mejor periodista menor de 30 años.

Sin saberlo, su vocación le acercaba cada vez más a conocer al entonces príncipe Felipe, ya que fue en una cena organizada por el veterano periodista Pedro Erquicia donde se conocieron y pudieron hablar fuera de cámaras. Aún cubriría antes de su enlace los Premios Príncipes de Asturias, que ahora llevan el nombre de su hija, y donde saludó al hijo del entonces monarca con una gran sonrisa, aunque entonces nadie fuera consciente de su relación.

La joven presentadora llegaría a conducir Informe Semanal y la segunda edición del Telediario, uno de los noticiarios más seguidos del país, junto al director de informativos de la época, Alfredo Urdaci.

El anuncio y el acto público de pedida y su traslado de residencia, de la calle Ladera de los Almendros al palacio de la Zarzuela, estaban llamados a cambiarlo todo. Pero si algo permaneció inalterable en la reina de España es su entrega y enorme curiosidad, adquiridas en su formación y trabajo periodístico.

Dicen los que la trataron que ella en actos y recepciones se interesa por cada causa, especialmente en las sociales, culturales y educativas, en las que se implica de manera directa. Además, en su parcela privada, conservó la amistad de compañeras que le acompañaron cuando cubrían los actos, alcachofa como se conoce al micrófono en el argot periodístico en mano.

Reporteras como María Oña o la hoy disputada presentadora Sonsoles Ónega se cuentan entre sus confidentes desde que era una colega hasta ahora que tiene tratamiento de alteza real. Pero, en general, con todos los compañeros expresa siempre mucho cariño por la que fuera su profesión.

Hoy, el telediario que ella presentaba se hará eco de su cumpleaños y celebrará el cambio de década de una compañera que pasó de narrar la noticia a protagonizarla, bajo un escrutinio doble que analiza no solo sus intervenciones, sino también su imagen y gestualidad. Pero si hay algo que ha conservado intacto desde su salida de la Complutense y sus primeros pasos como reportera y corresponsal, además de su círculo de amigas, es su interés por la sociedad y el mundo que la rodea.

 

Por Agencia