“El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica”, Mariano Grondona
Decir 4 de febrero 30 años atrás era sinónimo de esperanza, cambio y alegría y eran Hugo Rafael Chávez Frías y sus más inmediatos, algo así como los Superamigos del momento o héroes de la patria, al haber insurgido buscando el desalojo —a las buenas o malas— de Carlos Andrés Pérez del palacio de Miraflores, pero aquel momento de euforia convertido en episodio de nuestra historia republicana hoy tiene otra lectura muy alejada de la proclama liberadora de igualdad y justicia social que en su momento fue un excelente discurso populista que atrapó, cautivó y enamoró a millones de venezolanos que tenemos como herencia revolucionaria una Venezuela arruinada, quebrada y a muchos próceres revolucionarios disfrutando, dentro o fuera del país, riquezas malhabidas y a cientos de miles de familias tratando de sobrevivir, huyendo o comiéndose un cable al amparo de una “Revolución Bonita” cuyo único mérito es habernos colocado en las peores estadísticas mundiales como una nación, —llena de pobres entre los más pobres—, donde más de seis millones de sus hijos salieron y siguen saliendo a otras tierras buscando una mejor calidad de vida.
Ciertamente, a sólo horas de estos 30 años que cumple el intento de golpe de Estado, concretado el 4 de febrero de 1992 por Chávez Frías y otros oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales, FAN, la insurrección de ese día del llamado “Por Ahora” abonó la tierra para que seis años después todo permitiera que el teniente coronel del Ejército llegara a Miraflores a través de elecciones libres, —no amañadas ni con un CNE secuestrado—, dándose el ascenso del desaparecido líder barinés al principal cargo público del país, cuya propuesta de cambio social, a decir verdad, no es mucho o nada de haber sido una buena o magnífica intención, porque hoy no hay una buena cosecha que recoger después de este tiempo como bien dicen los productores agropecuarios cuando hay una excelente cosecha de la siembra anual.
Es verdad que circunstancias del momento sumaron al ascenso el 2 de febrero de 1999 a Chávez Frías y a sus revolucionarios. Una de ellas las ganas de cambio que en el país se respiraba por vicios, errores o fallas que gobiernos y actores de AD, Copei u otras individualidades de partidos cometieron y los mecanismos de corrección de la joven democracia no activaron lo necesario para corregir y evitar daños mayores 30 años después, dándole rienda suelta a los adversarios del Pacto de Punto Fijo para demoler el modelo político nacido el 23 de enero de 1958. No son todos los que están ni están todos los que son, diríamos, pero protagonistas de primera línea, entre ellos, Rafael Caldera, Arturo Uslar Pietri, Ramón Escobar Salom, además de editores y dueños de medios, Miguel Enrique Otero, Gustavo Cisneros, otros cientos de empresarios, profesionales, actores, religiosos, intelectuales, dirigentes sindicales o sociales convirtieron su apoyo al líder de la intentona golpista del 4F en carta blanca para que más luego, a sólo seis años, la historia contemporánea de Venezuela fuese partida en dos con el ascenso de la populista izquierda venezolana por vía electoral, porque nunca pudo lograrlo por la vía violenta al concretarse el 4F y 27N en las últimas derrotas militares infringidas por la oficialidad y tropas leales de las FAN a la Constitución de la República de 1961.
Teniendo casi al cierre de esa década y con tendencia a elevarse en poco tiempo, los altos precios del petróleo y un país que en 1998 entró y no salió en años de una permanente borrachera electoral, Chávez Frías comenzó su gestión de la Revolución Bonita disponiendo de popularidad, dinero y sin adversarios de peso dispuso una manera de gobernar y administrar los dineros públicos sin respetar disposiciones legales o sólo guardando las formas. Quien no recuerda aquello de “tengo debajo del colchón unos ahorros” cuando en su programa televisivo y radial anunciaba el inicio de obras públicas. PDVSA y la autonomía financiera del BCV duró poco cuando el jefe de Miraflores decidió echar mano de los recursos de esas instancias, especialmente luego que en el 2002, Pedro Carmona Estanga, sectores militares, empresariales y políticos promovieron el derrocamiento del líder del 4F cuando el intento abortó su objetivo por las contradicciones de sus propios protagonistas. Saldados los problemas en apariencia a lo interno Chávez Frías dispuso de la mejor chequera que haya existido en el mundo, —ni siquiera comparable a las del FMI o Banco Mundial—, porque la suya permitió dirigir buena parte de los recursos petroleros en programas sociales, construcción de infraestructura social y a manera de conseguir apoyo político en cualquier rincón del mundo, a la chequera le salieron piernas y comenzó a caminar por la América Latina y el Caribe, llevándole beneficios de escuelas, hospitales, carreteras, viviendas y muchos créditos a gobiernos de verdaderos chulos, cuando hoy aquí en nuestra tierra la infraestructura social y sueldos del sector público, trabajadores, pensionados y jubilados venezolanos es de desolación y miseria. Si al menos muchos de esos gobiernos regresaran el monto de créditos recibidos, el chaparrón que nos moja y empapa de necesidades y la pela que familias enteras soportan para medio comer y sobrevivir, quizá la historia sería otra en la patria de Simón Bolívar.
Según el economista José Guerra, entre 1999 y 2021, Venezuela recibió más de un billón de dólares por ingresos petroleros, cifra astronómica que hubiese sido suficiente para resolver el drama social que padecen los venezolanos si se hubieran administrado bien. “No fue así. Es de destacar que en 1998 Venezuela produjo 3 millones 288 mil barriles de petróleo diarios, pero en 2021 la producción sólo alcanzó a 638 mil barriles, es decir, tuvo una caída acumulada de 80 por ciento. Pero para que no digan que eso fue por las sanciones, tomemos la producción de 2012, la cual alcanzó a 2 millones 359 mil barriles diarios. El chavismo destruyó la industria petrolera hasta el punto que hay que importar gasolina. Caldera dejó el gobierno con 14 mil 849 millones de dólares en reservas en el BCV, pero al cierre de 2021 esas reservas se ubicaron en la exigua cifra de 5 mil 914 millones de dólares. La deuda externa que en 1998 se situó en 32 mil 800 millones es para el 2021 de aproximadamente 120 mil millones de dólares. Se tragaron la renta petrolera presente e hipotecaron la renta futura.
“El salario mínimo mensual se desplomó desde 337 dólares en 1998 a 2,40 dólares mensuales en 2021. “En materia de corrupción, Venezuela ocupa un lugar deshonrosamente prominente entre las naciones más afectada por ese flagelo para no mencionar al narcotráfico”.
Treinta años no es poco tiempo, pero sí demasiado para que la Venezuela de antes del 4F de 1992 fuese mejor y la razón la tuvieran aquellos que criticaron de todos los males de los venezolanos a la democracia que nació y comenzó a dar sus primeros pasos el 23 de enero de 1958 o lo que es lo mismo 64 años atrás. La verdad es una sola, inocultable, sin ambigüedades. ¿Hoy estamos mejor o peor que hace 30 años?. Yo lo viví, soy testigo, soy venezolano.
Por: José Aranguibel Carrasco / CNP-5003