sábado, junio 29

Amos Smith: Pregúntenle a los venezolanos

Ya se trata de un problema de cultura general. Porque una cosa es ser turista y otra es tirarse en paracaídas, llegar caminando, huyendo del salario mínimo, para buscar un sueño prohibido fronteras adentro. Algo que de la noche a la mañana se convirtió en una utopía nacional.

O acaso es una casualidad, una moda, unas irreprimibles ganas de conocer el mundo, el desarrollo de un repentino e inesperado espíritu aventurero lo que ha llevado a más de seis millones de venezolanos a huir por todos los caminos del planeta.

Desde hace años no conozco a nadie que me pueda decir con propiedad. Toda mi familia sigue aquí.

Eso sí, pareciera que el masoquismo continental sigue ganando terreno en sociedades en las que yo habría apostado sobre su inteligencia y sentido común en cuanto a sus intereses colectivos. Sobre todo cuando tienen ante sus narices las duras vivencias de los inmigrantes que han dejado atrás sus tragedias personales, sus querencias, y hasta frustraciones por la oportunidad de una vida mejor.

Llegar a un país extraño, aunque lo hayamos conocido previamente desde el modo de la comodidad turística siempre será otra cosa, sobre todo porque uno al principio llega con más problemas que un maletín de abogado. Es resetear todo lo que has vivido hasta ahora y empezar desde cero sin que importe la poca o mucha relevancia que has dejado atrás.

Siempre he pensado que es tan valiente el que se va como el que se queda y desde mi comodidad de pelabola insigne he decidido quedarme con la aspiración de sobrevivir para presenciar el final de este desastre histórico. Claro que una cosa es la que piensa la gente del Foro de Sao Paulo y otra lo que pienso mirando el humo de mi cafecito negro mientras escribo esto.

Aquí entre ustedes y yo, creo que el resurgimiento y la expansión del socialismo sobre todo en Latinoamérica tiene mucho que ver con un arma secreta para mí más peligrosa que cientos de ojivas nucleares Por ejemplo por estos lares ha sido el resentimiento el que nos extravió un país enterito. Y ahora después de toda esta decepción de un espejismo de un poder para un pueblo muy indignificado en su maltrato económico, social y político a los que ahora le han vendido un presunto arreglo, autoría de los mismos, los propios, los originales, los auténticos, los genuinos, los reconocidos, los verdaderos, los puros, los acreditados, los reales, los acreditados, los legítimos, (se me acabaron los sinónimos del diccionario), progenitores de la ingesta de estas últimas dos décadas y pico.

Independientemente del resultado de las elecciones colombianas de este domingo, hay una frase publicitaria que es una pregunta válida para combatir un espejismo en ciernes del vecino país y aplicable para cualquiera que quiera también caer en la tentación pasar del resentimiento al sadomasoquismo:

“Pregúntenles a los venezolanos. Porque están aquí”.

Yo por aquí, mientras tanto, declarándome pelabola, pero convencido. Muy convencido.

Por: Amos Smith

1 comentario

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